Nos gusta dar forma a lo que amas

El reto consistía en crear un objeto bello que hiciera de contenedor para dos breves y evocadores textos poéticos. Su autora deseaba darles soporte y acompañamiento. El “cómo hacerlo”, lo dejaba en nuestras manos.

Ella había expresado con gran delicadeza en los versos algunas sensaciones y momentos de su niñez: noches cálidas en las que observaba el infinito firmamento desde la pérgola de su casa, abierta casi al bosque. O el momento mágico en que pequeños y mayores colaboraban en la selección de frutos de la tierra mientras contaban cuentos en familia.

Pensamos en la construcción de un objeto minimalista y sutil: tendría la forma de un libro-acordeón (un leporello). Las palabras de los poemas nos trajeron a la mente la penumbra azulada de una noche estival, y nos decidimos a ilustrar los textos con dos escenas sencillas pintadas con acuarela. Se maquetaron e imprimieron los textos, escogiendo cuidadosamente las tipografías. Se pensó en la dimensión total del papel para intercalar las acuarelas correspondientes a cada texto, teniendo el cuenta la geometría que debía guardar un plegado correcto. Por último, las tapas se confeccionaron con alma de cartón forrada de tela azul marino.

Con el fin de mantener preservado el libro de autor, se diseñó y elaboró un estuche a medida con material neutro: papel de calidad conservación, 150 gramos. 

Así dimos forma a los textos de María.